El público busca preparación
La rapidez en la escritura y en la forma de trabajar se traduce en la mayoría de ocasiones en un resultado pésimo. En ocasiones, buscamos la noticia más impactante para hacerla llegar al público sin pararnos a pensar en la fiabilidad que puede tener o en la redacción de nuestras frases. Decimos que somos buenos periodistas por sacar buenos temas y el buen periodista es el completo, el que sabe sacar un buen tema, contrastarlo con diversas fuentes y saber comunicarlo al lector, televidente u oyente. El público es inteligente y aunque a veces los periodistas puedan llegar a torearlo, la realidad sigue siendo la misma. Nuestros lectores buscan la preparación del periodista porque, de otra forma, termináran comprando otro periódico. Eso es lo que puede ocurrir con todos los medios de comunicación. No hay excusas para dar una noticia por televisión sin contestar a las W´s, porque todos sabemos que esas son las bases del periodismo y sin eso, dará la sensación de que ni tan siquiera hemos pasado por la Universidad. Rigor, preparación y menos prisas son tres de los pilares básicos a tener en cuenta por cualquier profesional del periodismo.
Cuando comencé a estudiar esta carrera, lo primero que me enseñaron es que mis lectores tendrían que confiar en mi. Por eso, creo que se debe anteponer una información contrastada a ser los primeros que la sacamos. Con unas buenas bases, podremos ofrecer a nuestro público un producto fiable, y así seguirán confiando en nosotros. Uno de los fallos de esta profesión es el hecho de que aunque hagas mil cosas bien, si una la haces mal, todo lo que has hecho con anterioridad no ha servido de nada.
En relación a la información que ofreció Televisa sobre la muerte del Papa cuando todavía estaba vivito y coleando y sobre el artículo expuesto en La Azotea sobre las prisas de dar una exclusiva, quiero citar un caso sin nombrar por supuesto al autor del mismo. Un periódico publicó el funeral de un conocido hombre vinculado a las fiestas de la provincia de Alicante. En el artículo, se podía leer extractos como: "en el sepelio se observaron escenas de intenso dolor". Pues bien, dicho hombre estaba muerto. Sin embargo, el funeral no se produjo porque se había aplazado. El periodista sacó a la luz esta información porque tenía muchas prisas y no tuvo tiempo de informarse sobre el acto en cuestión. Al día siguiente, el periódico sacó un gran desmentido que dejó por los suelos la reputación de dicho periodista.
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