lunes, octubre 23, 2006

Un senado sin sustancia




El Senado fue creado como cámara de representación territorial antes de las que las autonomías fueran una realidad. Sin embargo, en estos momentos no tiene sustancia, sus poderes son escasos y sus decisiones rozan lo irrelevante. Hay que recordar que el Congreso y el Senado parten de bases diferentes. El Senado da más representación a las provincias, no es proporcional al número de la población sino que da relevancia a las provincias con menos habitantes. Los senadores se eligen en los comicios generales pero su representación no es proporcional.

La capacidad de veto del Senado es casi nula, el Congreso puede levantarlo con un voto por mayoría absoluta. El hecho que parte de los senadores se escojan en las elecciones generales y otra parte (limitada) sean designados por los parlamentos autonómicos hacen que su composición no sea de elección directa en las urnas, ya que los parlamentos autonómicos designan senadores. Las autonomías no tienen voz suficiente porque el Senado adquiere el papel de defensa de las provincias. Las comunidades autónomas se encuentran en el aire de la interpretación que haga el Estado respecto de sus competencias, por lo que la única salida para recurrir es el Tribunal Constitucional. Ahora, tanto las comunidades autónomas como el Estado tienen la posibilidad de recurrir al Constitucional cuando discrepan en el tratamiento de los Estatutos.

Aunque el Senado no llegue a tener la misma fuerza y relevancia que el Congreso, sí tiene que poseer suficientes competencias para gestionar las leyes que afecten a las autonomías. Todo lo que sea descentralizar sin olvidar la solidaridad entre las autonomías puede resultar positivo para el país, siempre y cuando haya una unión entre las fuerzas políticas.